octubre 29, 2012

Congreso en Bogotá


Nuestro compañero Alfredo Mires Ortiz fue invitado al III Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas en Colombia.
Organizado por el Ministerio de Cultura del hermano país, este evento se realizó en Bogotá del 22 al 25 de octubre y ha llevado por título “Biblioteca pública: transformación en marcha”, buscando demostrar que las bibliotecas son lugares dinámicos y vivos que se están transformando en sus servicios, espacios y relaciones con la comunidad.
A este evento asistieron más de 800 personas y los ponentes procedían tanto de Colombia como de Argentina, Brasil, Chile, Dinamarca, España, Estados Unidos, México, Polonia y Rumania.
El día 24 nuestro compañero Alfredo presentó la ponencia “Comunidades que transforman bibliotecas: Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca”.
Aquí compartimos algunos fragmentos de su ponencia:
Una medular vinculación con la naturaleza acompañó en sus orígenes a las bibliotecas. El naturalista Plinio el Viejo escribió hace dos mil años su “Historia natural” en la que cuenta cómo “Primero se usaron hojas de palma para escribir”. Así se explica la palabra libro, que viene del latín liber y que significaba originariamente «parte interior de la corteza de los árboles».
Las bibliotecas no sólo nacieron para evitar el olvido sino para encaminar los recuerdos. No eran centros que propiciaban la acumulación, sino que respondían a la carencia. Tal vez por esta suerte de carácter profético es que las bibliotecas se ubicaron en los templos y eran ancestralmente llamadas Casas de Vida.
Los libros no nacieron para segregar sino para congregar; no para negar los saberes sino para compartirlos, no para estancarlos sino para dimanarlos; las bibliotecas no promovían la lectura sino que su lectura promovía.
Desde esa filiación con la naturaleza, amansando al idioma ocupante, amparados en la capacidad criadora que nos heredaron los abuelos, considerando la lectura del mundo y los libros como un derecho, hace 41 años comenzamos con estos andares de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, en la sierra norte de Perú.
El desafío vital consistió en atravesar las aduanas del libro como reino prohibido y convertirlo en umbral liberto, en un portal que robusteciera la memoria. La propia usanza le dio la pauta a estos caminares: el acervo agrícola inspiró los métodos evitando los maquillajes embaucadores en los que podemos caer cuando se evade el escuchar que fertiliza.

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