A
inicios de octubre celebramos en nuestro local central la Asamblea General de la
Red. La alegría de volvernos a ver y de compartir nuevas experiencias se hacía
notar en cada comunicación y en los rostros de quienes participamos en el
evento.
Los
coordinadores empezaron a llegar cargados con sus libros para canjear y de los
productos de sus chacras para la olla común.
La
labor en la Asamblea fue intensa, pero motivadora. No faltaron nuestras acostumbradas
Noches de Rescate, que cada vez nos hacen enorgullecernos más de nuestra riqueza
cultural y apreciar y valorar de nuestros mayores.
El
canje de libros en nuestra Sala Mayor es organizado como una feria para intercambiar
la diversidad de la bibliografía; todos ponen su granito de arena, como mingueros,
en la instalación de las mesas de canje.
Como
parte de nuestra capacitación practicamos la lectura en voz alta; los coordinadores
comparten técnicas para el trabajo en las comunidades y revisan también el Plan
Estratégico de la Red de Bibliotecas Rurales y hacen nuevos planteamientos.
Y,
como sabemos ser agradecidos, esta vez aprovechamos nuestra salida al Apu Qayaqpuma
–montaña sagrada de Cajamarca con abundantes pinturas rupestres– para venerar a
nuestra madre tierra, a nuestros difuntos y a nuestros Apus, por la presencia
de cada uno y la salud de nuestras familias y comunidades.
Como
en cada Asamblea, nos sentimos siempre comunidad. Todos estamos pendientes del
bienestar de nuestros compañeros, aprendemos en equipo y en equipo fijamos nuestros
acuerdos como voluntarios de la Red.
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