octubre 23, 2015

El clima y El Niño

Este 14 de octubre se llevó a cabo el conversatorio “Fenómeno de El niño y variabilidad climática en la región Cajamarca” –organizado por la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, con la Subgerencia de Acondicionamiento Territorial, Comisión Técnica de Regional del proceso ZEE-OT y la Oficina de Defensa Nacional del Gobierno Regional Cajamarca–, con la presencia de diversas organizaciones sociales y público en general.
Entre los expositores estuvo Julio Urbiola del Carpio (SENAMHI Cajamarca) e Isabel Arana Barrantes (Oficina de Defensa Nacional).
Nuestro compañero Alfredo Mires fue invitado para exponer sobre “Variabilidad Climática y Fenómeno El Niño desde la mirada tradicional campesina en Cajamarca”.
En este enlace puede verse gran arte de su intervención: https://www.youtube.com/watch?v=cSFjP0_N2fc
Y aquí una breve selección de lo expuesto:
 “…caemos en la soberbia de confiar en que la tierra funciona como un taller de mecánica. De manera que un primer paso fundamental es admitir, humildemente, que no conocemos todas las claves del comportamiento del clima, porque la tierra no ha ido a la universidad y, por lo general, tampoco solemos ir a la universidad de la tierra…
Es una vergüenza que quienes reproducen pobres con sus sistemas de enriquecimiento individual, culpen a los pobres de la debacle ambiental. Es bochornoso que quienes exterminan a los pueblos indígenas –la única reserva moral que le queda al mundo–, culpen a los pueblos indígenas de impedir el desarrollo de las naciones…
El problema es que hemos perdido la capacidad para columbrar. Observamos las cuadraturas de la televisión o las computadoras con tal acatamiento, que terminamos volviéndonos sus espejos. Pero en desmedro de la tierra, a costa de los vínculos más elementales con nuestra propia naturaleza.
Y el gran problema adicional es que también nos están arrancando las páginas de la comarca: algunas aves ya no hay, muchos pozos se han secado, las cimas de los cerros sucumben con las dentelladas de las máquinas, los sapos se extinguen, las nubes no asoman, los vientos cambian de dirección, las especies se ahuyentan… No sólo se están arrancando las páginas de este libro prodigioso que es la tierra, sino que en consecuencia se empieza a hablar otro idioma: el del quejido, el de la ausencia, el de la mudez, el de la querella.

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