agosto 22, 2017

En la comunidad de Pingo

Anduvimos en Cajabamba para tener la alegría de compartir con los profesores, directivos y estudiantes de la escuela de Pingo: allí funciona una de nuestras bibliotecas rurales.
Los abrazos de los niños fue el más bello recibimiento que hemos tenido, la sonrisa sincera y alegre de sus maestros y los espacios gratos y coloridos de la escuela nos recordaron que vivir en el campo es un privilegio y un orgullo, es un regalo inmenso de la naturaleza. La escuela rodeada y protegida por sus Apus, se volvía pura sensibilidad y hermosura.
Nos dijo Miguel Rodríguez, maestro de la escuela de Pingo, que los niños son quienes les enseñan el nombre de sus montañas sagradas, el significado del alma campesina, de los colores de las montañas, de los verdes y los sembrados, el sentir y el decir de la tierra de Cajabamba.
Los niños vivaces y entusiastas dibujaron, estuvieron atentos al taller de animación a la lectura y jugaron alegres; los profesores nos contaron sobre las diversas actividades que realizan con la lectura y cómo logran inspirar a los niños a que lean.
La conversación sobre la lectura, la enseñanza y los sentires en el campo se extendió a través de una mañana colorida y sabia, entre los profes y los niños de un lugar que incita a volver una y otra vez.
¡Gracias por estar unidos en este trayecto entre libros, lecturas y encuentros!

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